domingo, 27 de noviembre de 2011

Buenos días mamá-le dige sin mirarla ni si quiera a los ojos- ¿puedes prepararme el desayuno?
Ella supo al instante que algo me pasaba, me conoce demasiado y es a la única persona que no puedo engañarle. Sabe perfectamente, casi como si me leyera la mente, cuando hasta la menor preocupación me tiene ausente. -¿Te pasa algun cosa Cataly?-me cogió de la mano y me hizo sentarme sobre sus rodillas.


-Suéltame mamá, ¿estás loca? Ya no soy una niña.
-Perdona hija, a veces te protego demasiado y no me doy cuenta que has crecido.
-No me llames Cataly. Mi nombre es Catalina y ya sabes que no me gusta, ¡ya sabes que odio mi vida! Porfavor llámame Cata, me siento más agusto cuando me nombran.. así me llamaba el tete Miguel.
-Cariño, ¿Cata puede decirme que te sucede hoy?
-¡¿Hoy?! Hoy y todos los días, no es nada nuevo. Es siempre la misma mierda continua, mi circulo vicioso.
-Sé que es duro, pero un cambio de instituto no es tan grave. Encontrarás nuevos amigos.
-No es por encontrar nuevos amigos, es porque perderé los que hoy tengo .. pero puede que mañana me despierte y se hayan cansado de esperar. De que cuando necesites mi hombro yo este a millones y millones de kilómetros de ellos. ¿No lo entiendes? Este a sido uno de los peores errores con diferencia.
- ¿Cata donde vas? Vuelve aquí.
-Me voy, déjame. Ya volveré a al hora de cenar.


Cerré la puerta de un portazo y salí corriendo por la avenida. Mis lágrimas casi no me dejaban ver la cera y justo, tropeze. Me sentí por debajo del suelo, como si me estubiera chafando una manada de elefantes. Dos segundos después una voz dulce gritó- ¿estás bien?¿necesitas ayuda?- pude levantar la cabeza y mirarle, era hermoso y lucía un pelo moreno de escándalo. Ni si quiera conteste decentemente, tartamudeaba como una niña. Me ofreció su mano para levantarme y comprobo que estaba bién. Me dió su teléfono y continuó con su camino. Había salido a hacer correr, era del barrio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario