martes, 29 de noviembre de 2011

Subirse a una moto sin frenos y agarrarme bien fuerte a él. Dejar que el viento me hiele la cara hasta hacerme daño. Notar mis rodillas casi rozando el suelo y sentir que te caerás. No mirar atrás .. ¿qué coño por qué no? Sí, mirar atrás y sentir aún más miedo. Enredar mis manos por sus bolsillas y gritar que le quieres, aunque en ese momento sepas que eso es mentira. Que no sientes nada con él, solo quieres cometer una locura más que haga olvidar lo patéticas que fueron las otras.
Frenar de golpe al estamparse contra un muro y lo primero que se me ocurriera preguntar fuera por, ¿como volvemos a casa? sin importarme mi brecha sangrando por mi cabeza o el dolor que tu puedas tener. Pues me he echo egoista, pues no hay dolor más grande que el que mi corazón lleva a todos lados. Echar a correr hasta que no aguantes más y te ahoges, arrancar de golpe todas las hiervas del campo y gritar. Desahogarte y sentirte libre por un segundo,luego recuerdas que estás atrapada. Atrapada por esa mierda de amor que te enredo a la perdición y que el cavallero se marcho. No me consuela el despecho, pues ni siquiera he probado tus labios y ya sé que los suyos no me trasmitirán nada. Que solo quiero los tuyos. Que coño vamos a ser realistas, quiero volver atrás y jamás haberte conocido. Haberme ido a aquel internado y haberme pudrido entre sus cuatro paredes mmugrosas. Pues me arrepentiré el resto de los días. Hasta ahora pasaban rápidos, tenía miedo de sentir que llegara el último día antes de verano y no te volviera a ver. Pues hoy desearía que ya llegara y perderte de vista. ¿No lo entiendes? Es imposible tratarte bién, me has humillado. Me siento demasiado ridícula. No quiero mirarte a la cara, no quiero que me hables .. ¡joder quiero olvidarte!
¿Olvidar el qué? No lo sé, pero me ha conquistado. Me hablan de nuevos amores, de vícios y placeres .. yo no veo más hallá de tu cara en cada palabra. Que no quiero otros, que no quiero oir palabras estúpicas como "pobrecita", "jolines que pena"
¡Al diablo con todo! Perdona mi mal humor, pues juro que no te deseo nada malo. Que ... bufff ... ¡dios mío! Ojalá encuentres tu media naranga, pues no me la restriegues por la cara es todo lo que te pido. Sé feliz, disfrútala y aprende a vivir un día a día con ella perfecto. Pero no me llames nunca más. No puedo decirte que me olvides, porque jamás fuí nada. Ni tan solo un fugaz pensamiento en tu cabeza. Pero me muero de ganas por gritartelo: ¡OLVÍDAMEEEEEEEEEEEEEEEE!
Sí, es cierto, no me siento mejor. Ni tampoco después de reconocerme a mi misma que estoy completamente pillada por ti, que no consigo concentrarme en los exámenes y que mañana tendré que volverte a ver y yo me moriré de la vergüenza. Pero es tarde y no puedo salir ahí fuera y pegar cuatro gritos, irme con otro y que me haga sentirme querida. Sí, por despecho. Por rabia, ¿y qué? Al fin y al cabo, no compartimos ni los buenos días.


No hay comentarios:

Publicar un comentario